La educación prohibida

Anoche terminé de ver «La educación prohibida»,  una película documental financiada colectivamente  y con licencia libre. El documental gira en torno a una serie de entrevistas a representantes de distintas propuestas  educativas alternativas de 8 países del ámbito iberoamericano. En casi dos horas y media hay de todo: análisis acertados, propuestas interesantes… pero también mucho tópico, mucha reinvención de la rueda y sobre todo mucha consigna new age.  Se ha intentado también conseguir cierta tensón narrativa introduciendo una trama naif con el devenir de unos adolescentes a los que se les prohibe leer un discurso con proclamas tan revolucionarias como «la educación está prohibida» o «nos enseñan a competir por cosas que no tienen valor». Al guión no le falta ningún elemento del género cinematográfico de temática escolar, a saber, un profesor guapo que quiere cambiar las cosas y una profesora rígida de gesto adusto con aspecto de la típica bibliotecaria de película de porno soft antes de quitarse las gafas y soltarse el pelo. Este es el trailer:

La tesis principal de la película es que la escuela esclaviza, que coarta la libertad del niño, impidiendo su desarrollo. Al mismo tiempo, supone que cada niño es un genio en uno u otro campo.  Es verdad que el cerebro de los niños está diseñado para aprender y, en este sentido, un niño comparado con un adulto sí puede ser considerado genio.  Pero el que los niños tengan curiosidad innata y facilidad para aprender no significa necesariamente que la intervención escolar vaya a echar a perder esa potencialidad. Puede ocurrir- y de hecho ocurre con frecuencia – que un mal método acabe anulando las capacidades innatas del niño y matando al mismo tiempo esas ganas de aprender que traía de fábrica, pero de aquí no se deduce que la escuela sea nociva por sí misma, sino que a veces funciona mal.  En este punto, se suele poner de ejemplo a Einstein (este documental también lo cita) que dijo cosas como «la única cosa que interfiere con mi aprendizaje es mi educación».  Lo que nadie piensa es que  puede que esto fuera cierto para Einstein – que era un verdadero genio y es bastante probable que a la edad de 5 años ya supiera más que sus maestros – pero no es ni mucho menos generalizable. Como decía Freeman Dyson, tanta razón tienen los que opinan que los niños necesitan ser liberados de la esclavitud de las aulas para mantener viva su curiosidad y deseo de aprender (que es la tesis de «La educación prohibida») como los que defienden una educación impuesta por una autoridad docente centralizada, porque actúa a favor de la justicia social y de la igualdad de oportunidades. Moraleja: no debemos empeñarnos en tratar al niño como un ente simple en abstracto porque lo cierto es que, no sólo cada niño es diferente, sino que tanto el pensamiento infantil como las relaciones que se establecen en los procesos educativos son de una complejidad extraordinaria. Cada niño individual tiene cualidades complementarias de docilidad y rebeldía. Cada niño necesita disciplina y libertad al mismo tiempo y de una manera u otra los maestros tienen que facilitar las dos cosas. Como es necesario hacer compatible lo que sabemos sobre el aprendizaje humano con un sistema educativo universal, se debe procurar que este sea lo más flexible posible (esta es la tesis que yo defiendo). Para conseguirlo, creo que el maestro tiene necesariamente que improvisar. No hablo de improvisación como falta de preparación o negligencia sino todo lo contrario: tendrá que tener una formación cuanto más sólida mejor porque sólo así podrá dar respuesta a las necesidades de sus alumnos. El escritor José Luis Sampedro decía que cuando creaba un personaje tenía que inventar toda su vida y circunstancias, aunque en la novela sólo hiciera una pequeña aparición. Pues bien, del mismo modo sería ideal que el maestro tuviera un conocimiento profundo de todos los campos del saber aunque en la práctica con sus alumnos quizás sólo vaya a necesitar sacar a relucir una mínima parte. Por todo esto, la de maestro me parece una profesión tan bonita como complicada.

Volviendo al tema de la igualdad de oportunidades, algo que el documental no dice en ningún momento es que el objetivo de un sistema educativo como el nuestro no sólo es educar, sino también tratar de ofrecer las mismas oportunidades a todos los ciudadanos y además servir de árbitro o de aval: por ejemplo, sin el título de maestra no podría ejercer como tal y esto es así porque la sociedad ha confiado en unos profesionales que mediante un proceso más o menos complejo, han certificado mi capacidad para ejercer una profesión. Con esto quiero decir que en los asuntos relativos a la educación, no sólo hay que tener en cuenta las evidencias científicas sobre asuntos como el aprendizaje y el desarrollo del cerebro, sino también cuestiones éticas (aceptamos que todos tenemos derecho a la educación) y políticas o de organización (el estado debe certificar que los ciudadanos cumplen ciertos requisitos necesarios para asumir ciertas responsabilidades). Un buen sistema educativo tiene que garantizar que cualquiera, independientemente de sus origen, sea capaz de llegar adonde su mérito y esfuerzo le permitan  y al mismo tiempo que todos seamos verdaderamente capaces de cumplir responsablemente con las obligaciones que hemos asumido. Nada de esto parece interesar a los creadores de «La educación prohibida». Me escama que los expertos a los que han entrevistado provengan todos de centros privados, experimentales pero de élite (aunque es verdad que si no hay dinero público no queda más remedio que cobrar o trabajar gratis). Quizás por eso se hayan dado el lujo de no hablar de preparación y conocimientos en ningún momento de la película: los hijos de las clases altas de Santiago o Buenos Aires no tienen ningún problema en acceder a los mejores trabajos o de ir a la universidad si así lo quieren porque su mundo está tan alejado al de  las clases populares que es probable que nunca se vean en la necesidad de competir con estas. Quizás esta educación represente un avance en cuanto defensa de las libertades individuales de algunos  – que también lo dudo – pero desde luego es un paso atrás en lo que respecta a igualdad y justicia social. De hecho, en la película se han retratado algunas de las sociedades más desiguales del mundo (premonitoriamente han incluido a España, que va camino de unirse a este grupo porque el fin de la crisis  no será otro que la aceptación de la desaparición de gran parte de la clase media y la degradación de los servicios públicos  y, por tener, tendrá hasta deuda externa) y, sin embargo, nos hacen creer que el único problema de sus sistemas educativos es el supuesto adoctrinamiento de los escolares y la falta de democracia de sus instituciones.

Y llegamos al asunto de la libertad. A este respecto la película llega a una curiosa conclusión: como por lo visto la educación primaria obligatoria y gratuita se introdujo por primera vez en Prusia allá por el siglo XVIII y primero este país y después Alemania fueron los principales responsables de los lamentables episodios bélicos que todos conocemos, se deduce que un sistema escolar obligatorio y gratuito no es bueno. Maravilloso. Me pone de bastante mal humor que a estas alturas del campeonato, desde sectores supuestamente progresistas, se planteen dudas sobre la necesidad de un sistema obligatorio  y gratuito. Creo que el sistema debe estar siempre abierto a la crítica y puede retomarse el debate de hasta dónde debe llegar la obligatoriedad. Una educación obligatoria y gratuita no es suficiente, de acuerdo, pero desde luego es necesaria. El caso es que los entrevistados no dejan de repetir que lo importante es la formación humana, formar en valores. No parecen darse cuenta de que siempre, en todo proceso educativo, va a haber una transmisión de valores, otra cosa es qué valores son esos. ¿Se puede educar en libertad? Pues hasta cierto punto porque por definición educar es imponer. Es ingenuo pensar que un adulto no influye en los jóvenes. Es más, para que el proceso tenga sentido el niño tiene que confiar en el adulto, tiene que reconocer que el profesor sabe más que él y admitirlo como guía provisional en su proceso de aprendizaje. Después podrá disentir llegado el caso, y será bueno que lo haga, pero si, por ejemplo, las normas no se imponen sino que se deciden en asamblea, será porque el adulto así lo habrá querido. Negarlo es engañarse y engañar a los educandos. Llegados a este punto, me pregunto por qué los adolescentes chilenos, víctimas de un sistema autoritario, han sido capaces de hacer dimitir al Ministro de Educación mientras que los jóvenes que han crecido en sistemas aparentemente más democráticos tienen nula conciencia política. ¿Será que en nombre de la democracia se puede manipular de tal manera que ni siquiera se es consciente de que existe tal manipulación?

En definitva, yo soy la primera que encuentra razones para ser crítica con el sistema educativo pero a mi juicio lo que plantea esta película tiene bastante poco fundamento. Como dijo Lluis LLach, «no és això, companys, no és això»

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48 Respuestas a “La educación prohibida

  1. En mi opinión se trata del enésimo descubrimiento del mito del buen salvaje base de la escuela constructivista y la nueva pedagogía que venimos padeciendo buena parte de los paises occidentales en las últimas décadas.
    Es la suposición de que las personas podrían educarse mejor sin la «interferencia» de un sistema educativo, como si nuestra potencialidades se desplegasen al simple contacto con la realidad y eso además nos hiciese más creativos, más nobles y más solidarios.
    Y no sé si sería bonito si fuera verdad, pero es que se ha demostrado mil veces equivocado, además de estar basado en una concepción del ser humano y su desarrollo intelectual y moral erróneos.
    A lo que mejor recuerda es a alguna pelicula de los años 60 del siglo pasado y lo que mejor expresa es el sentimiento de un adolescente que a mediados de curso está cansado de ir al instituto porque todo lo que allí se aprende no sirve para nada.

  2. Algo de eso hay, Emilio. De todas maneras, en las cosas de la educación no hay una única verdad. Yo he visto como se trataba a gritos a niños de 6 años y se les ponía a colorear para que no molestasen. Es innegable que de esta manera, además de faltarles al respeto, se les mata su curiosidad y su deseo de aprender. Pero quiero creer que esto es una anomalía del sistema, no el sistema. Lo que me mata es que esta gente, los ‘expertos’ del documental, dicen ‘no importa lo que los niños aprendan, que pasen el día tocando la pandereta si es lo que quieren’. Y al final sus hijos, de entornos privilegiados, podrán vivir estupendamente porque sus familias tienen los contactos y los medios mientras que los hijos de los otros nunca saldrán de pobres porque sólo saben tocar la pandereta. Con una envoltura new age suena todo mucho mejor… pero es clasismo puro y duro.

  3. Y los demás a sufrir médicos, jueces, profesores… que sólo saben tocar la pandereta.

  4. Estupendo post. Lo comparto en Twitter. Gracias por el comentario en mi blog.

  5. En su última etapa como profesor antes de jubilarse mi padre leyó “La sociedad desescolarizada” de Ivan Illich que hacía muchas críticas a la escuela y también estaba en contra de la educación obligatoria.
    No sé si su lectura le sirvió para algo práctico en sus clases pero siempre repetía esta frase que me se de memoria y que tiene parte de razón.
    “Cualquier materia convertida en asignatura esteriliza en su raíz el deseo de conocerla.” No sé si a él le serviría para consolarse de la escasa atención que sus alumnas le prestaban al “Dibujo” que enseñaba (era un instituto de otros tiempos, solo femenino). Ni siquiera se si sus alumnas le prestaban poca o mucha atención.
    Pero es cierto que cualquier actividad que se hace “obligatoria” (y creo que es inevitable que la escuela lo sea) parece hacerse incompatible con “la felicidad”. El estudio se convierte así en trabajo.

    Supongo que con la Escuela obligatoria sucede como con aquello que contaba Le Luthiers.

    “Cuando Joham Sebastian Mastropiero escribía por encargo únicamente conseguía componer piezas mediocres, en cambio cuando daba rienda suelta a su inspiración… no componía absolutamente nada. “

  6. Gracias a ti, Aitor. Me alegro de que la entrada te haya resultado interesante.

    Algo hay de cierto en las teorías de Iván Illich, Loiayirga, pero no me terminan de convencer… En realidad todo en la vida es en cierto modo ‘obligatorio’. Ya al nacer se nos impone un idioma, una cultura… La socialización es obligatoria… pero resulta que sin ella desde luego que ya no podríamos vivir libremente. Me gusta más el punto de vista de Mastropiero 🙂

  7. Cristina,
    ¿en qué consiste educar? ¿Se puede educar para la libertad mediante la coerción?, ¿qué es ser libre?, ¿enseñar a alguien que responda a algo con lo que no se identifica a cambio de un premio o castigo, es educar o amaestrar?
    Me permito enlazar unas entradas de mi bog, sobre educación.
    http://biendeverdad.blogspot.com.es/2012/08/educacion-trabajo-y-alienacion-o-de-la.html,http://biendeverdad.blogspot.com.es/2012/08/educacion-vieja-y-nueva.html,
    http://biendeverdad.blogspot.com.es/2011/12/ideas-geniales-sobre-educacion-einstein.html
    Un saludo

  8. Juan Antonio, me preguntas ¿en qué consiste educar? ¿qué es ser libre?… Uf, si media humanidad ha estado siglos tratando de responder preguntas similares sin mucho éxito, lo raro sería que yo tuviera una respuesta. Pero ya que Loiayirga ha nombrado a Les Luthiers, te responderé con las mismas palabras que dijo Warren Sánchez cuando le preguntaron sobre el sentido de la vida: yo qué sé 🙂

    Lo que traté de decir, no sé si con acierto, es que en cualquier proceso de enseñanza se establece una relación de poder en que una parte, el profesor, tiene autoridad sobre la otra. Esto es siempre así y es mejor reconocerlo. No hacerlo es deshonesto para el alumno. En el documental se dice, ‘nuestra escuela es democrática porque las infracciones y la forma de sancionarlas se tratan en una asamblea’. Pues bien, primero, si se hace de esa manera es porque los adultos lo han decidido así y, segundo, el infractor se ve igualmente sometido a una autoridad superior aunque no venga directamente del profesor. No digo que sea malo, pero así tampoco se respeta la libertad del alumno y eso hay que dejarlo claro. Es más, se me ocurre que someterse al juicio de los compañeros puede ser más humillante para el alumno y por tanto más limitador y más negativo para su autoestima. La clave está en que “el poder del maestro debe basarse lo menos posible en medidas coactivas, de modo que la única fuente de respeto del alumno al profesor sean las cualidades humanas e intelectuales de éste”. Lo entrecomillo porque es lo que escribió Einstein en el post que has enlazado, que si te fijas es más o menos lo mismo que quise decir yo al escribir que para que el proceso tenga sentido el niño tiene que confiar en el adulto, reconocer que el profesor sabe más que él y admitirlo como guía provisional. Einstein también habla de ‘profesor artista’ y no creo que estuviera pensando en Mary Popins, sino en un profesor con unos valores humanos y una formación lo suficientemente sólida como para reaccionar a los cambios en todas las circunstancias que vaya encontrando.

    Gracias por tu comentario.

    • Cristina,
      que el profesor tenga (o, más bien, «deba tener» -que es de lo que se trata: no de reconocer los hechos, sino de evaluarlos y si es necesario, cambiarlos) una relación de «poder» sobre el alumno, depende de cómo entiendas poder. No es verdad que en una escuela «democrática» también la cosa la han impuesto los adultos, salvo que uno crea que la democracia es, como cualquier otro tipo de relación entre personas, una relación impuesta y de poder (y, en ese caso, ¿por qué sería peor una tiranía?). Cuando el profesor tiene «autoridad», es decir, suscita respeto por lo que sabe etc, tiene un poder legítimo, pero entonces está de sobra toda medida de coerción. Cuando no logra eso, recurre al poder de la fuerza, que es lo contrario. Una persona solo es educada si ella misma asiente libremente a lo que se le trasmite, no si tiene que responder «por huevos». Se trata de psicología humana: uno quiere y hace lo que comprende como bueno, no lo que otros le obligan a hacer bajo la presión de la amenaza o el premio. Y esto es lo que fracasa generalmente en la escuela, porque tendemos a imponer nuestro dominio (y por eso la escuela fracasó con Einstein y con muchos otros, que no soportan la esclavitud, y por eso todos los alumnos -todos, incluidos los mejores- rechazan la escuela tal como es.
      Un saludo cordial

      • Juan Antonio, pues eso digo, que el profesor tiene – debe tener – autoridad, basada en el respeto que se habrá ganado por sus cualidades humanas e intelectuales, sí, pero autoridad al fin y al cabo. ¿Por qué no iba a ser así? Te diré que yo no estoy especialmente contenta ni con lo que viví en mi etapa escolar ni con lo que he visto ahora, pero negando la autoridad del profesor no vamos a ningún lado. Poder legítimo, como tú has dicho, que no tiene nada que ver con esclavizar.
        Y no nos engañemos, las asambleas y las meditaciones tampoco hubieran mejorado la vida escolar de Einstein. No creo que su problema fuera de normas, sino de falta de retos intelectuales y de no haber encontrado esa autoridad legítima en sus profesores porque él sabía más que ellos. En su caso, o en casos similares, caben dos posibilidades:
        – Mandar al niño a casa para que aprenda por su cuenta: una opción buena sólo en casos de niños con ambientes familiares y sociales culturalmente ricos, por lo que yo la descartaría.
        – Que las escuelas cuenten con los profesores lo suficientemente preparados para al menos entender cuáles son las necesidades del niño y en caso de no poder atenderlas (entiendo que un maestro de primaria no tiene por qué saber cálculo diferencial) buscar la ayuda necesaria.

      • Tras leer la magnífica biografía que sobre Einstein ha escrito Walter Isaacson, mi posición se decanta por el comentario de Cristina: su problema no eran las normas, sino de falta de retos intelectuales y de no haber encontrado esa autoridad legítima en sus profesores porque él sabía más que ellos.

        Una política de selección exigente de nuestro profesorado es de rigor en la próxima reforma educativa. «Que las escuelas cuenten con los profesores lo suficientemente preparados para al menos entender cuáles son las necesidades del niño y en caso de no poder atenderlas buscar la ayuda necesaria» (Cristina).

  9. Bastante de acuerdo con muchas cosas. Me molesta especialmente en la película lo de la «libertad». Creo que el alumno debe escoger parte de lo quew estudia, que hay que acercar los currículums a sus intereses, que hay que avanzar hacia sistemas de coevaluación… Pero eso no signifia que puedan hacer lo que quieran durante el tiempo de clase: si no hay materias que tal vez nunca toquen (y son necesarias), aparte que obedecer y aburrirse tiene su parte formativa. Dicho esto, la película tiene como mejor parte el centrarse en el alumno y los discursos sobre cómo se aprende y la importancia de la responsabilidad

  10. Gracias por comentar, eduideas. Lo curioso es que la película se centra en el alumno pero en ningún momento se le da voz, ecxepto en la parte de ficción donde los jóvenes actores siguen un guión.

  11. La zona en la que vivo de Madrid está llena de familias progresistas (así se autodenominan, sin ocultar cierto orgullo de superioridad moral), que estudiaron en los colegios (privados) de “pedagogía avanzada” de los años 60 y 70. Su nivel de ingresos está entre los más elevados de España. Estas élites son las que impusieron la LOGSE y la LOE , paradigmas del constructivismo y las nuevas pedagogías, al resto de la población. Resultado, el comentado por Cristina: sus hijos podrán vivir estupendamente porque sus familias tienen los contactos y los medios mientras que los hijos de los otros nunca saldrán de pobres porque sólo saben tocar la pandereta.

    Sus hijos heredan el mismo discurso y los nietos asistirán a los mismos colegios, en los que lo importante es que se creen las relaciones del mañana.

  12. Hago mías la frase de Terry Brazelton que dice: «La disciplina es la segunda cosa más importante que los padres deben proporcionar a sus hijos. La primera, por supuesto, es el amor».

    Me parece que no es legítimo asociar disciplina y obediencia con violencia y sumisión, pues al menos como yo las concibo son las puertas del autocontrol, algo fundamental en el mundo que vivimos, la autonomía y la libertad. Acabar de hacerse humano, porque a este mundo solo venimos medio hechos, no es fácil, y requiere de empeño, esfuerzo y voluntad, lo que hemos de asegurar es que las cosas cosas se orienten en la dirección correcta.

    Hay demasiados niños sin escuela y demasiados otros que pasan por la escuela sin que la escuela pase por ellos. Pensemos en ellos.

  13. En relación con Einstein y la escuela quizá merezca la pena una visita a esta página:

    Einstein y el fracaso escolar (o sobre la tesis de Einstein)

  14. ¡Muy buen artículo! Lo de la Directora PORNO SOFT me mató.

    Te comparto tres críticas que son interesantísimas y dejan ver el fraude detrás de este documental New Age disfrazado de paradigma educativo.

    La Educación Prohibida – Una Crítica (?)

    «La Educación Prohibida» – Una Crítica (?)

    La Educación Prohibida – Analizando a los Entrevistados (?)

    «La Educación Prohibida» – Analizando los Entrevistados (?)

    Nuestro fundamento para nuestras críticas (?)

    La Educación Prohibida – La NEW AGE – El fundamento NAZI (?)

  15. Se ve que a latinoamérica aún no llego del todo «la modernidad». En España «el bueno» no podría ser un profesor (varón) y «la mala» una profesora (mujer). En España si haces algo así todo el mundo habría dicho que subyace un modelo machista.

    Y otra cosa: ¿la típica bibliotecaria de película de porno soft antes de quitarse las gafas y soltarse el pelo?

    Por dios, Cristina, pero ¿donde has aprendido tú que existe eso?

  16. Gracias a todos por comentar. He estado un par de semanas sin Internet y no había pasado por aquí, pero espero retomar en breve la actividad del blog.

    Loiayirga, ¿sabes que pensé también eso de que el bueno era hombre y la mala, mujer? Pero hice repaso mental de las películas escolares y me sale que, al menos en el cine, hay más o menos el mismo número de profesoras que de profesores ‘guays’.

    Y lo de la bibliotecaria… está más visto que los huevos fritos (lo que no quiere decir que a mí me gusten necesariamente los huevos fritos ;-))

  17. Emilio, efectivamente Einstein era un alumno brillantísimo por mucho que se repita un día sí y otro también que era un mal estudiante. Lo que sí es verdad, es que criticaba mucho el sistema porque no encontraba incentivos en él.

  18. Cristina lo que seguro no haría sería apuntarse a un guirigay como éste que se adivina tras la película. Hago repaso mental de celebridades de la literatura o la ciencia y recuerdo que los hay que como Saramago lamentaron comenzar tan tarde la escuela, también alguno sobre las dificultades para acceder a la misma, pero no recuerdo a los que se lamentan de que los hubieran mandado a la misma, excepto por alguna cuestión puntual.

  19. Indudablemente, su «Dios no juega a los dados», no hacía de Einstein un fan de los relativismos educativos (ni morales). Siempre se sintió perplejo de que su famosa teoría, que en realidad sistematizaba lo conocido de una manera superior a la de Newton, fuera interpretada para relativizarlo todo.

  20. Pues sí, Emilio, al pobre Einstein lo hubiera rematado una escuela que lo obligase a pasar de una asamblea a un taller de educación emocional y de ahí a clases de origami 🙂

    Plutarco, hay que ver. Eso de decir que todo es relativo apoyándose en la Teoría de la Relatividad es tener muy poca idea sobre la teoría en cuestión. Pero muy poca. Qué cosas.

  21. Y sin embargo, si googleas un poquito, verás cantidad de artículos populares (incluso de sesudos académicos) que todo lo relativizan acudiendo a Einstein. Menos mal que no sufrió el pedagogismo logsiano en sus carnes. Eso si, en su estancia en Japón, mostró una curiosidad intensa por el arte del origami y admiración por el respeto al conocimiento que profesa aquella cultura.

  22. ¿No tenemos una deformación tradicional acerca de que la escuela eficaz donde se aprende algo ha de ser un sitio solemne y almidonado donde se memorizan cosas antiguas, inútiles y pésimamente escritas en un libro y la comunicación solo va de arriba abajo?
    No es así en todas partes, y ni siquiera porque les haya dado por moderneces, sino porque no ha sido así nunca.
    Por ejemplo, y hablando de la que está cayendo en la situación económica y el desánimo social en España:
    http://www.guardian.co.uk/theobserver/2012/sep/30/john-carlin-spain-work-debt

    Un párrafo:
    Where does all this come from? It might be tempting to dwell on the peculiarly closed-minded, our-fate-is-in-God’s-hands brand of Catholicism that reigned in Spain for half a millennium but I think I’ll stick for now to the prevailing educational system. Going to school in Spain is a pretty deadly business. The emphasis is all on learning by rote. Creativity and curiosity are not part of the package. School is not, remotely, fun. Work, the idea is instilled ominously early on, cannot be much fun either.

    Y esto se puede decir incluso desde el país donde el estudio del latín marcaba clase social, el profesorado llevaba toga y los azotes a los alumnos estaban bien vistos hace no tanto… porque no se trata de «ser blanditos vs. aprender algo», sino de qué vale la pena aprender, incluyendo actitudes, conocimiento y autonomía.
    Y tampoco de si la autoridad del maestro va a ser socavada por creernos demócratas o algo: sino de si la autoridad del maestro es empleada por este en educar futuros ciudadanos y señores (al menos de sí mismos) o futuros súbditos amaestrados y podados de sí mismos, cuyas obligaciones serias en la vida casi nunca son cuestión de propia voluntad, decision y entusiasmo.
    Y también si va a ser empleada en enseñar desde el punto de vista científico y práctico, con respeto a los intereses de la gente real, o en enseñar idioteces que no interesan a casi nadie ni tienen utilidad (esto es más grave en secundaria, aunque «lengua» y «cono» de primaria también se las traen).
    «Escuela democrática» no puede nunca querer decir que los maestros y los alumnos están a la misma altura, cosa imposible y absurda, sino que los maestros eduquen para la democracia (lo cual implicaría alguna parte práctica en la actitud de la propia escuela, al menos)

    Del documental que hablas, no digo nada porque creo que lo clavas con absoluto acierto. Y tu opinión es la que más he oído en los amigos enseñantes que tengo.

  23. Aloe, tiene gracia que el artículo de ‘The Guardian’ que has enlazado se lo envié el otro día a varios amigos a través de una lista de correo. Es cierto, en España siempre se ha relacionado el trabajo y el estudio con el sufrimiento. Yo pienso que el español medio tiene un concepto del placer donde no cabe el goce intelectual, entendido como el placer que se siente al comprender o intuir algo, como la alegría de ver satisfecha la curiosidad… porque para llegar ahí normalmente se necesita concentración y esfuerzo. Y esta idea se inyecta en vena a los niños desde que son bien pequeños. A esta conclusión llego cada vez que empiezan las fiestas del barrio e instalan los kioscos y los cacharritos de feria en la trasera de casa. ¿Por qué no se concibe que los niños puedan divertirse sin acompañar sus actividades de música, ruido y gritos de falsa alegría?

    • A mí también me llegó el artículo del The Guardian vía cadena emails. Sin estar del todo en desacuerdo con su contenido, no menciona la LOGSE ni demás leyes educativas que durante más de 30 años han establecido un marco de referencia tanto en familias como en centros educativos en el que chirría el enfrentamiento de la capacidad de dar amor con la de estimular intelectualmente a los alumnos. Finlandia, país al que muchos de los seguidores de este blog ponemos como ejemplo, basa su éxito en el abandono de las nuevas pedagogías, como nos explica Inger Enkvist, y de los que Suecia, su país de origen, fue denodado seguidor (desgraciadamente imitado por nuestra reforma educacativa de los 90).

      En la cadena SER el otro día escuché el comentario de una supuesta estudiante de psicología que decía más o menos que “para qué matarse a estudiar si la más retardada de la participantes de Gran Hermano ganará más dinero que yo”. En mi época, 60 y 70 del siglo XX, si existía ese incentivo, impulsado por los padres y madres de la época, para estudiar, esforzarse y trabajar seriamente. Ningún padre o madre de la época hubiera animado a sus hijos o hijas a participar en patochadas telebasuriles y mucho menos a considerar que “triunfar” en un programa de esa índole constituía un “éxito social”.

      Estoy de acuerdo, por haber sido testigo de ello con la siguiente afirmación vertida en este blog: “…un maestro(a) que se hace respetar es adorado por sus alumnos, que son capaces de llorar a moco tendido el día que se jubila”.

  24. En mi opinión el español medio tiene esa idea por motivos de peso.
    Hasta hace relativamente poco (y en España poquísimo) la educación formal no estaba al alcance más que de grupos sociales pequeños. Cuando se ha extendido, la manera «natural» en que eso ha tendido a suceder ha sido extender a círculos cada vez más amplios una cierta manera de entender el saber y la cultura antes reducido a una élite. Por tanto, y simplificando mucho, hemos heredado una idea de cultura, saber, transmisión de conocimiento… que era la que les cuadraba a unos grupitos sociales muy concretos de nuestros antecesores (y a la sociedad que los educaba).
    Y en el caso de España, esos grupitos sociales eran «de letras» (nada más lejos de ellos que lo manual ni lo empírico, pues estas cosas eran degradantes por plebeyas o peligrosas por cercanas a la magia ); eran escolásticos antes que nada (esa pesada maquinaria de machacar la investigación original y el pensamiento libre); eran súbditos encuadrados en una jerarquía tanto espiritual como profana (en el marco de la ortodoxia católica y que nada se saliera de ella).
    El tipo inglés que nos compadece también ha heredado una tradición educativa elitista y con sus propios defectos. Pero al menos, esa educación quería formar tipos con señorío («el Imperio se ganó en los patios de Eton«), apreciaba mucho el empirismo y el saber práctico, no tenía tantos melindres con el trabajo manual (si tenías pasta, claro), y en absoluto estaba en manos de una jerarquía clerical monolítica cuya prioridad es la obediencia.

    No hay más que ver lo que ellos dedican en el curriculum a la sintaxis (casi nada) y lo que se dedica aqui (cientos de horas lectivas, si no llegan a mil). Y eso no viene de reformas «buenrollistas» que hayan hecho, viene de un par de siglos al menos. Y no en nombre de «lo majos y neo-pedagógicos que somos», sino en nombre del puro pragamatismo: «¿Eso vale para algo? ¿No? Pues fuera».

    A mi las polémicas donde los pedagogos se enfrentan con profesores de-toda-la-vida (y los malos son unos u otros dependiendo de quien cuente la batallita) me parecen desenfocadas totalmente. Ahí no se ventila nada importante y sus ejes de debate me parecen irrelevantes (y por tanto perjudiciales porque así no pasamos a enfocar otras cosas)

    (Perdón por extenderme tanto)

  25. Se me olvidaba añadir que cuando la experiencia de siglos enseña que destacar en el medio escolar/académico solo trae problemas, y que la meritocracia solo se aplica a las oposiciones memorísticas (y eso a medias) ¿qué incentivos se están dando a los alumnos, tanto expresa como tácitamente?.
    Me irrita bastante cuando algunos vienen con que eso es una novedad que han traído el fútbol y los programas de la televisión-basura y antes no pasaba… no es así.
    El incentivo para tomarse el conocimiento en serio y para disfrutar con el aprendizaje, con el saber, con la investigacion, con la originalidad, con el hacer algo nuevo, con el trabajo en serio, con la curiosidad propia… nunca ha existido o ha sido un incentivo negativo, en la vida intelectual española.

    Memorizar temas para Notarías NO tiene que ver con ello.

  26. Plutarco, es un hecho que hay un sector importante de la población que no valora ni el esfuerzo ni el conocimiento… pero, francamente, dudo que sea a raiz de la proliferación de basura televisiva. ¿No será al revés? En cuanto a la estudiante de psicología que comentas, si el único incentivo que encuentra a sus estudios es la posibilidad de ganar más dinero que un personaje de la televisión, lo mejor sería que se quedara en casa, qué quieres que te diga. Y conste que pienso que encontrar un trabajo decente en España es cada vez más dificil, que sin buenos contactos no se llega ni de aquí a la esquina y que la meritocracia hace tiempo que está en paradero desconocido… pero se trata de dos discursos diferentes. Yo no sé quién le ha dicho a la gente que por tener un título universitario merece ganar más dinero que tal o cual. Cuando oigo cosas como ‘soy licenciado en historia y no encuentro trabajo de lo mio’ no puedo dejar de preguntarme qué es ‘lo suyo’. Yo creo que tener la oportunidad de estudiar lo que a uno le gusta es maravilloso y que sólo el hecho de aprender debería ser motivo suficiente para que alguien quisiera ir a la universidad sin esperar que la sociedad le diera ‘lo suyo’. Después resulta que en la universidad no se aprende y esto es un problema. Y resulta que abrirse camino en la vida contando solo con el mérito propio es muy dificil, y esto es otro problema. Pero son problemas diferentes, insisto. Supongo que las razones de que se hayan idealizado o desvirtuado los títulos universitarios hay que buscarlas en la herencia que arrastramos, tal como ha explicado Aloe. España es un país de ‘parecer’ más que de ‘ser’ y antes con un título universitario se podía aparentar ser algo. Ahora no tanto y por eso se han inventado los masters. En la mayoría tampoco se aprende nada pero así se tiene un papelito más con el que distinguirse de la masa.

    • Cristina, al incluir el comentario escuchado en la radio, quería reforzar más bien la poca importancia que se le da a la educación en nuestro país. Desanimarse porque una estrella de la telebasura gana más sin estudiar …pues eso, que mejor se quede en casa. La telebasura es un síntoma más, no la raíz, que creo que en este blog se trata de manera bastante rigurosa y ajena a cualquier sectarismo. Todavía recuerdo cuando en mi comunidad autónoma, hace años, eliminaron de la programación (con ánimo pedagógico para la población) un programa telebasura estrella… y la gente se abonaba a las plataformas digitales para seguir viendo el programa de marras. Por supuesto, los resultados escolares no mejoraron dramáticamente.

      Sobre el «parecer» y el «ser» en España, y la ausencia de meritocracia, que sí impera en otras sociedades, creo que ya comentamos hace meses que los títulos, de alguna manera, en algún momento de la historia reciente, pasaron a ser el equivalente la migajas que el hidalgo hambriento se esparcía por la pechera antes de salir de casa para dar la impresión que estaba saciado.

    • Cristina, un comentario con el que estoy muy de acuerdo. Yo también me preguntaba lo mismo cuando en una entrevista o en un comentario en internet alguien (antes de la crisis de ahora) iba p.e. de agraviada por la vida porque se licenció en Psicología y resulta que no tiene un trabajo de psicólogo esperándola, con buen sueldo y cerquita de casa.
      Pero vamos a ver, criatura (pensaba yo) ¿Qué cualificación real tienes solo con esa licenciatura, y cuántos psicólogos puede absorber la demanda de psicólogos en España?
      Y si sabes que aprobaste un montón de asignaturas estudiando unos apuntes de 50 páginas, que cuando un profesor no venía a clase todos tan contentos al bar, que no has hecho práctica clínica ni te has asomado a la investigación, que la mitad de tu curriculum ha sido puramente «literario» (lo que dijo Freud, lo que contestó Adler, lo que sostenía Skinner y otras vejeces históricas sin valor cientifico ni práctico) ¿qué te extraña? Te han dado un título muy barato, y muy barato es en lo que puedes venderlo.
      Lo que no creo es que la universidad haya sido alguna vez mejor (más bien lo contrario). Pero como bien señalas, cuando pocos iban, la apariencia de cualificación valía como si fuera cualificación de verdad.

      Al contrario de alguna opinión vertida aquí, yo creo que la educación formal universitaria sí es apreciada en España, probablemente más de lo que debiéramos. Si no, no tendríamos tanta «titulitis», ni tanto desprecio de otras cualificaciones profesionales, ni tanta reverencia por los mandarines «cultos». Otra cosa es que esa valoración sea racional: creo que sí lo es, porque todo el mundo quiere tener lo que abre puertas en España, y el padrinazgo (la única otra cosa que las abre) no depende de nosotros.

      Yo no veo nunca programas de televisión basura, pero resulta que es casi como si los viera, porque las columnas periodísticas y los medios «cultos» están tan llenos de alusiones (todas despectivas, claro) que me mantienen al día aunque no quiera. Así que de nuevo te doy la razón.
      Para que no parezca que presumo de estar por encima de la masa, confieso que tengo mis propios vicios televisivos, igualmente plebeyos. El úlitimo es la cadena «Discovery Max», llena de programas sobre tipos ingeniosos de USA que ganan dinero con los lotes de chatarra de los trasteros, comprando en subastas, fabricando coches o motos, o haciendo reportajes sobre los trabajos más sucios que existen, o explicando como se fabrican desde las jabalinas a las canoas… se supone que Estados Unidos es un país anti-intelectual donde las clases populares no aprecian el conocimiento… No es cierto: aprecian el conocimiento más variado y más útil, solo que en su escala de aprecio los profesores de Literatura de la universidad ocupan un puesto por debajo de los buenos mecánicos o los buenos vendedores. Y eso me parece estupendo. Ojalá aquí sucediera lo mismo.

    • La famosa licenciada de psicología que hemos mencionado, como avatar de muchos licenciados que se quejan de no poder trabajar en «lo suyo», también se indigna porque gente que termina un módulo de enseñanza profesional de electricista o secretariado, por ejemplo, gane más que ella, que tras arduos esfuerzos ha desentrañado los misterios del reflejo condicionado de Skinner y su habilidad para amaestrar palomas. Pero ella seguirá exhibiendo las migajas de su título en la pechera.

      Sobre el aprecio mencionado de la cultura americana por el conocimiento practico, estoy de acuerdo. Aún así sus universidades compiten por los mejores profesores, sean de la materia que sean, como si fueran estrellas de fútbol europeas (hace poco se mencionó a Einstein en este blog, por cuya figura docente pugnaron Cal Tech y Princeton en su día, así como por la diáspora de personas de saber generada por el nazismo). Que allí se valore más es esfuerzo de un «dropout» universitario que levanta un emporio informático frente al que desarrolla, un intelectual orgánico de partido que ridiculiza la figura empresarial es un rasgo cultural que desearía fuese imitado en España. Desgraciadamente, como imitadores, y a diferencia de los japoneses, tendemos a imitar lo peor.

      Para cerrar mi participación en este ya extenso hilo, en el que hay bastantes acuerdos de fondo, dejo un enlace a un artículo que en su día publicó Muñoz Molina en El País sobre el estado de nuestra educación, que refuerza algunos de los puntos tratados en esta discusión, al mismo tiempo que refuta otros:

      http://elpais.com/diario/2007/12/15/babelia/1197679818_850215.html

      • Muñoz Molina sigue inmerso en la batalla contra los molinos de viento de la «nueva pedagogía», batalla que es irrelevante e inane del todo.
        Personalmente me parece el típico «mandarín» (a que aludía arriba) subido en el pedestal de la alta cultura, que por el hecho de escribir literatura (actividad elogiable pero que no da a nadie más autoridad ni sabiduria que llevar balances o curar gatitos) está un par de codos por encima del resto, y, por supuesto, Sabe De Todo y es un referente moral, faltaba más.

        Y además, qué facilito se lo pone a sí mismo. Con el discurso clásico «qué banal y qué mediocre que es la gente, por dios, por qué no serán como yo» se pueden escribir trescientos artículos como churros y quedar tan bien como si fuera La Rochefoucauld, por lo menos.
        Y, como no podía ser de otra manera, apoya el punto de vista corporativista de los profesores de secundaria (lo que además le sale gratis porque sus hijos son mayores y le reportará mucha gratitud, supongo) sin fisuras.
        Ese punto de vista corporativista ha decidido que hay un chivo expiatorio adecuado (¡la pedagogía!) y unos gigantes a mano (¡los pedagogos modelnos!) y de ahí no sale.
        Pero si esas cosas no tienen importancia alguna, hombre. Si la educación en España sigue fundamentalmente como era en 1880, salvo que los pupitres son de formica.
        Si la actitud de los profesores quejicas es exactamente la misma que la de la licenciada en Psicología de marras: «el mundo me debe y no me paga, porque yo no he estudiado una carrera y soy un señor para lidiar con zoquetes que no me escuchan y no se aprenden lo que les mando a la primera»

        Es decir, Muñoz Molina es un ejemplo prototípico, en mi opinión, de las desgracias que nos afligen en lo que respecta a los rasgos culturales que estorban nuestro sistema educativo, nuestra jerarquia de valores y nuestra modernización de las clases medias y sus modelos. Y hasta nuestro concepto de mérito y excelencia.

      • El artículo de Muñoz Molina me parece bastante cabal y desde luego un valiente contrapunto para los «torquemadas» que no aceptan explicaciones más allá de la herencia recibida del franquismo y el secular atraso de España.

      • Personalmente no creo que me pueda acusar de que yo achaque nuestros mediocres resultados escolares solo a esos dos factores.
        Al menos, no como causa directa.
        Para mi, la causa principal es la actitud de los agentes involucrados:
        En primer lugar, los profesores (sobre todo, los de secundaria), que siguen el extendido paradigma (entre las clases medias y los aspirantes a ella) de «nuestra» licenciada en Psicología: «No sé mucho, ni estoy dispuesta a esforzarme, pero la sociedad me debe un trabajo sencillito, cómodo, razonablemente pagado y prestigioso, donde nadie me dé mucha lata pero se me reconozca que soy la leche… porque yo lo valgo».
        En segundo lugar, los gobernantes y sus funcionarios: los cuales llevan la eduación igual que llevan la economía, la gestión pública o el Presupuesto. Y por las mismas razones en todos los casos. ¿Por qué iban a ser más avispados y honestos en este tema que en los demás?
        En tercer lugar, las familias y los ciudadanos en general: porque nos conformamos con todo, porque sabemos poco y porque no tenemos una referencia de cómo deberían ser las cosas. O dicho en resumen, porque somos poco ciudadanos y mucho súbditos.

        En cuanto a los malvados pedagogos, han salido del mismo sitio que los demás, así que ¿por qué iban a ser mejores en promedio?
        O alternativamente ¿por qué iban a ser peores, en promedio, y tener más culpa que los demás (que alguna les toca, desde luego)?

      • Aloe, no creo haberte aludido personalmente, me he referido a los «torquemadas» que menciona Muñoz Molina en su artículo.

        Evidentemente, las causas del fracaso escolar en España son más profundas que la dicotomía que podamos haber establecido en este hilo de manera inconsciente y fruto de nuestros prejuicios. En lineas generales estoy de acuerdo con tu análisis de este último post, aunque mi ranking de reponsabilidades sería un poco diferente. Prefiero hablar de responsabilidades, y no del concepto judeo-cristiano de culpabilidad, tan emotivo y cercano a la condena del «pecado original». No es que las nuevas pedagogías deban cargar con toda la responsabilidad del fracaso, pero su influencia en España ha sido, en los últimos 30 años, tan o más determinante que la famosa «herencia recibida».

  27. Y hablando de distinguirse de la masa, me llama la atención que en España no sea raro que en ambientes universitarios y supuestamente ilustrados se hable también de la telebasura y sus personajes. O sea, que a grandes rasgos se puede decir que los intereses de los universitarios españoles son los mismos que los de ‘la masa’. Y esto es así porque la universidad no logra su objetivo de formar a la población, abrir sus mentes y enriquecer sus vidas. Lo que a su vez se debe a que, por tradición, la gente busca más un pasaporte para ganarse la vida, que auténtica educación. Creo.

    Y ya me he olvidado cuál era el tema de la entrada que estamos comentando 🙂

    • No te olvides que en una prestigiosa universidad francesa se llegó a hacer un sesudo estudio académico sobre un conocido personaje telebasuril de España.

      Hay una película, cuyo título no recuerdo, en la que se propone terminar con la telebasura manipulando los ratings de audiencia. En la peli, los encargados de ello empiezan a sacar ratings trucados en las que los programas más vistos son los de grandes debates filosóficos, programas de ciencia, debates políticos maduros…y la gente empieza a verlos en masa…que creo que es de lo que estamos hablando aquí, de restaurar el valor del conocimiento por si mismo, que, como señalas más arriba, contribuye a hacernos más libres y plenos como personas.

  28. Aloe, Plutarco, creo que estamos básicamente de acuerdo. Sólo me queda añadir que no es probable que vaya a ver un cambio en este sentido en el futuro próximo. Bueno, sí, habrá un cambio a peor: la Universidad seguirá siendo la misma basura pero más cara.

  29. Yo creo, Cristina, que las facultades de ciencias y las carreras técnicas mejoran poco a poco. Al fin y al cabo, se miden más con el mismo rasero internacional y se pueden comparar con lo que se hace en sitios mejores.
    Quizá sea un optimismo derivado de verlas solo de lejos (pero es completamente imposible que la ET de Ingeniería donde yo estudié hace un siglo siga siendo tan absolutamente pésima, ahora la gente se amotinaría, que puede leer en internet lo que hay por el mundo)
    Lo que no veo que mejore es lo que no tiene «competencia» ni se mide con nadie: derecho, humanidades y casi todas las ciencias sociales (que siguen tendiendo más a lo literario que a lo científico). En la facultad de derecho de la Complu creo que siguen dictando sus apuntes de derecho civil tan campantes y sacando abogados de secano que no saben escribir una demanda, como si siguiéramos en La Casa de la Troya y con la tuna.

    • En mis largas estancias en EE.UU he podido constatar el aprecio con el que se reciben a los licenciados en carreras técnicas por universidades públicas españolas. Es curioso por otra parte que muchos estudiantes serios «de letras» españoles estén optando por acceder a los «liberal studies» que ofertan universidades de aquél país. Mientras aquí, sólo un 15% de estudiantes reciben ayudan para el estudió, allí son más del 76% (El País de hoy).

  30. Yo sé que los profesores tienden a culpar del mal estado de la educación a los de la etapa anterior. Los de la universidad a los de secundaria, éstos a los de primaria y los de primaria a los de infantil o a los padres de las criaturas. Pero yo, quizás porque estoy fuera del sistema, creo que la universidad en España funciona peor que las otras etapas. También las de ciencias. Una buena reforma universitaria (echarla abajo – metafóricamente – y volverla a construir) arreglaría muchas cosas.

  31. Cambiaría la película-documental en alguna parte ¿por qué?
    porfa ayudenme con esta pregunta

  32. No entiendo la pregunta, Estefanía, pero gracias por comentar.

  33. Que parte te intereso mas y ¿por qué?

  34. Estefanía, te invito a que veas la película. No te fíes de lo que la gente escribe en internet: hay muchas boberías.

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