La fuerza del clan

Ayer venía en El País un artículo donde cinco padres, con niños escolarizados en países diferentes a los suyos de origen, contaban sus experiencias en lo relativo a la educación de sus hijos. No sé hasta qué punto es posible hacerse una idea de los distintos sistemas educativos a partir de datos anecdóticos. Probablemente no lo sea. En cualquier caso, me han llamado la atención las palabras del corresponsal de ‘The Guardian’, Giles Tremlett, sobre el colegio de sus hijos en España:

«Pero uno de los objetivos fundamentales era su socialización. Los niños debían aprender a formar parte de grandes grupos con alegría, estar siempre cómodos en una masa de personas (a menudo ruidosas y metidas en un autocar). Leer en solitario durante el recreo estaba mal visto. Lo importante era formar grupo. «Pensad que todos serán amigos cuando lleguen a nuestra edad», como suspiró una madre mientras los despedíamos.»

Creo que da en el clavo. Mi impresión siempre ha sido que en España hay verdadera obsesión con la integración en el grupo. Se suele ver con desconfianza al que destaca – a menos que lo haga en fútbol o algún otro deporte – y, cuando no se niega directamente la diferencia, la prioridad es que el individuo acabe identificado con la masa. No creo que sea cierto que la escuela pretenda fomentar la originalidad, el pensamiento crítico o la –  llamada ahora pomposamente – excelencia académica. Nunca lo ha sido. De hecho, las evidencias así lo muestran. Hace tiempo que el aborregamiento (bienintencionado) se ha institucionalizado en los centros educativos. Pero así como pienso que el individualismo extremo y la competitividad feroz no son valores que deban promoverse en una escuela democrática, tampoco desde la falsa igualdad es posible alentar actitudes solidarias y cooperativas. Básicamente porque un modelo así no es verdaderamente equitativo, entendido como aquel que permite que cada alumno llegue hasta donde su capacidad y su mérito le permitan. Porque para que esto ocurra, un primer paso – necesario – es aceptar que en las aulas realmente coexisten individuos con diferentes capacidades y no piezas intercambiables de la maquinaria social. La sobrevaloración del grupo nos lleva a un modelo, además de ineficiente, terriblemente insolidario y clasista. Insolidario porque se suele definir más por oposición a otros que por afinidades propias, y clasista porque si no se tienen en cuenta los méritos personales no hay movilidad social posible. Creo que siempre es preferible la amistad a la camaradería; la independencia de criterio al adocenamiento; el civismo a la docilidad.

No son directores de Cajas de Ahorro sino líderes de clanes escoceses (foto extraída de http://www.clancurrie.com)

No sé por qué mecanismo mental, estas consideraciones me han llevado a pensar que la identificación con un grupo, y no tanto con una comunidad más amplia, está detrás de muchos de los problemas de este país conocido como España. Normalmente el español no cree en la sociedad sino en su grupo, ya sea su familia o sus compañeros de colegio. Por eso, mucha gente no ve mal saltarse alguna norma si es por ayudar a un familiar o a un conocido aunque así se perjudique a un tercero (¿quién ve mal pedir a un amigo médico que le cuele en una lista de espera?). Y, por eso, España es el país de Europa donde más trabajadores afirman haber conseguido su empleo gracias a algún contacto personal y no tanto por méritos propios (tenía una estadística al respecto pero desgraciadamente no la encuentro). De hecho, esta es una característica de una sociedad poco desarrollada: es de esperar que cuanto más se sigan devaluando los servicios públicos, más importante será pertenecer a una red social bien conectada. Así, muchos ven fundamental crear estos lazos desde la escuela y es sabido, de toda la vida de Dios, que hay padres que eligen el colegio de sus hijos en función de los compañeros que puedan encontrar en él y no tanto por consideraciones académicas. Y una cosa nos lleva a la otra: de los compañeros de colegio que compran empresas privatizadas – al mejor precio – se llega a los ‘amiguitos del alma‘. Me pregunto igualmente cuántos de los gestores de las Cajas de Ahorros, cuya penosa gestión nos está llevando a todos a la ruina, fueron elegidos simplemente por ser amigos de alguien. No sé si quiero saber la respuesta. Eso sí, para estas cosas, no hay diferencias políticas: como en Escocia, aquí también hay clanes de todos los colores.

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15 Respuestas a “La fuerza del clan

  1. Interesante reflexión. Una nota de la historia de este país es que por no premiar el mérito y la capacidad y dar los de más exigencia a los mejores, se han cometido algunos errores históricos y otros, mucho más recientes.

    Pero para eso hace falta una conciencia de «ciudadano» que lamentablemente no ha sido la norma y de un tiempo a este parte todavía se cuartea más como consecuencia del género y la división en 17 comunidades que parece que nos quisieran alejar a los unos de los otros, y a todos de todas.

  2. La situación que defines en España es lo que en el mundo anglosajón se llama «capitalismo de amiguetes», (crony capitalism: http://en.wikipedia.org/wiki/Crony_capitalism). En el enlace anterior aparece un mapa en el que cuanto más rojo el color del país en el mapa, más afectado se ve por esta plaga. España aparece entre los más corruptos de Europa según Transparency International. Así, lo que en España obedece a los patrones que tan bien describes, el capitalismo de amiguetes de China se basa en la pertenencia al Partido Comunista, que constituye un inmenso clan de varios millones de afiliados.. Los países del norte de Europa parecen ser los menos afectados. Tu afirmación
    «de hecho, esta es una característica de una sociedad poco desarrollada» parece ser refrendada por el mapa. Los países del norte de Europa, que tiene una red social ajena a clanes y bastante sólida (en su día supieron hacer las reformas para mantenerla en ese estado) presentan muy bajos niveles de corrupción propios del capitalismo de amiguetes.

    Para completar tu lista de ejemplo españoles, que a día de hoy no para de crecer y afecta a «amiguitos del alma» de todo tipo, condición y color político, te ajunto el perfil de una amigo que jugaba al baloncesto con ZP: http://www.sigojoven.com/grupos/personajes_de_la_politica/articulo/quien_es_miguel_barroso_marido_de_carmen_chacon. El País llegó a publicar una semblanza incluso más dura de Barroso, pero no la he podido localizar.

    Otro «amiguito del alma» (troskista declarado) del anterior presidente del gobierno y que medró gracias a él, ha recuperado la titularidad de una cabecera frente a los trabajadores que previamente despidió mediante un ERE draconiano: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/05/23/actualidad/1337788600_284639.html.

    En los países que menos corrupción reflejan, no hay tolerancia partidista para ninguna mala actuación, sí, una fiscalización constante por parte de los ciudadanos de los partidos que gobiernan. Completando tus ejemplo con lo míos, no justifico la actuación de ningún «amiguito del alma».

  3. Se han cometido muchos errores, Emilio. Hasta el punto de que me pregunto si los problemas de España no se reducirán a la falta de ética generalizada.

    Plutarco, ya había visto el mapa que enlazas en alguna ocasión y me parece que resume bien el tema y conecta con lo anterior: el desarrollo humano y la falta de ética están fuertemente anticorrelacionados. Y respecto a los colores, pues desgraciadamente podemos encontrar ejemplos en todo el espectro político… además de en muchos otros ámbitos entre los que destacaría las administraciones locales y la universidad.

  4. Cristina, en cualquier caso el mapa creo que no es reciente, hace poco en la revista Time vi uno en el que España estaba ya en rojo.
    El mapa también permite ver otro tipo de correlaciones, como una especie de test de Rorschach de la corrupción. Así, también se puede observar que los países menos corruptos han gozado de extensos periodos de democracia de corte liberal con el respaldo de instituciones fuertes que han vigilado los desmanes del sistema. Es decir, que llevan tiempo reforzando el mensaje de que el que la hace, la paga. Por el contrario, países que han atravesado por prolongados periodos autoritarios de cualquier signo político son propicios a la creación de clanes de poder que se perpetúan. España sería un caso paradigmático, al que habría que añadir el concepto de “famiglia” que describes, tan mediterráneo y que nos hermana con Italia o Grecia.

    En definitiva, la falta de ética en una sociedad puede corregirse si sus instituciones son sólidamente ejemplares. Como bien señaláis Emilio y tú, no es desde luego el caso de España, empezando por nuestro rey cazador, tratado muy diferente que al marido de la Reina Beatriz de Holanda, que fue condenado en los años 70 por unas comisioncillas que recibió de una empresa de armamento.

    La extensión de la corrupción española me recuerda a la de Italia de principios de los 90, que llevó a Berlusconi al poder, la de Venezuela que llevó a Chávez o la de Grecia que ha llenado su parlamento de representantes totalitarios de extrema izquierda y derecha. Las transiciones de esos países, por cierto, no disminuyeron su nivel de corrupción, simplemente cambian los actores. O se ejemplariza con el tema de las cajas de ahorros, urdangarines y cia o podemos correr la misma (mala) suerte. No creo que haya que colgar al último empresario o banquero con las tripas del último cura, como algunos ya empiezan a sugerir. Con hacer que las leyes se cumplan a través de condenas ejemplares se mandaría un poderoso mensaje de regeneración a nuestra sociedad.

  5. En lo de la ética que no te quepa duda. Hemos pasado del «ordeno y mando» y la vieja moral católica impuesta a no sé sabe muy bien qué, pero en cualquier caso algo no solo abigarrado y contradictoria también donde todos los excesos y abusos caben.
    Y aún cuando íbamos de campeones de casi todo: propuestas de género, solidaridad y buenismo, en realidad lo que debajo de eso se escondía era una sociedad sin controles en la que nadie recordaba que había un límite que respetar y las instituciones de todo tipo se comportaban como si vivieran en el absolutismo de hace siglos y nunca se fueran a conocer sus tropelías.

  6. Plutarco, estoy básicamente de acuerdo contigo y comparto la misma inquietud… y la misma sospecha: en España no sólo no se va a dar ejemplo sino que cada día recibimos más señales de que ser honrado no sale a cuenta. Añadiría el tema de la amnistía fiscal a tu lista. Literalmente, defraudar sale barato.
    Por otro lado, has nombrado países donde, como en España, la corrupción es endémica, pero yo diría que en Grecia la polarización política se debe más bien a un intento desesperado de buscar ‘salvadores para el pueblo’ ya muy tocado por los problemas que sabemos todos. Y, hombre, no voy a defender a Chávez a estas alturas del campeonato, pero hay que reconocer que Carlos Andrés Pérez no era tampoco una persona honrada, por decirlo suavemente. De nuevo, hay quien vio en Chávez un líder que iba a tener mano dura con la corrupción. Otra cosa es que haya sido peor el remedio que la enfermedad.

    Emilio, copio unas palabras de un libro del que ya hablé en el blog, a propósito de la LOGSE, y que creo que vienen al pelo con lo que comentas:

    El empeño del legislador de que no se escape nada a su atención, desde la paz a los bosques, es encomiable. Los valores que podríamos denominar intermedios como la tolerancia, el respeto a cualquier opinión y el diálogo predominan sobre los fuertes: búsqueda de la verdad, lucha por la justicia, etc. Y, por supuesto, se habla de cohesión social mientras se sigue sancionando la división público-concertado.

  7. Cristina, como venezolano de adopción que soy, conozco perfectamente las correrías de CAP, socialdemócrata que en su día avaló a Felipe González, al que presentó a Cisneros, archimllonario gubernamental, que posteriormente se hizo más millonario con la privatización de Galerías Preciados.
    La amnistía fiscal, efectivamente, es una prolongación de la que en su día, debo decir que de manera más exitosa, realizó el PSOE con algo que creo se llamaban Afros: si los evasores invertían en deuda pública española, de manera totalmente opaca, no pagaban un duro y además se les remuneraba la inversión, algo que no se tiene el atrevimiento de hacer con la actual amnistía.
    No sé si todos sabemos lo que está pasando en Grecia. Parece ser que todo se debe a una conspiración de los mercados para hundir el país, pero se tiende a obviar el hecho que pagar impuestos en Grecia era una especie de anatema social. La jubilación anticipada contemplaba hacerlo en trabajos de tanta peligrosidad como ser escritor, peluquera o jardinero. (Si eres mujer en Grecia, y además, por ejemplo peluquera, te podías jubilar tres años antes que un hombre).
    La LOGSE, efectivamente, la madre de los males educativos, propiciada en su día por Alfredo P. Rubalcaba, al que puedes en una foto en un discurso por el 30 aniversario de ACADE, cuyo presidente le estará eternamente agradecido por la implantación de la LOGSE y la universidades privadas españolas (el presidente de ACADE es el propietario de la Alfonso X El Sabio, que conminaba a sus profesores a no suspender demasiado a los alumnos para que no se fuesen): http://www.acedim.es/30-aniversario.html
    Terminemos con el chiringuito español sin necesidad del “y tú más”. Tanto Rato, como Ordoñez, merecen una seria condena. Nixon tuvo que dimitir por mentir, ¿por qué no juzgar a Zapatero, Rajoy, Griñan, Camps, Salgado o Cospedal?.

  8. Plutarco, pues para no querer caer en el ‘y tú más’ se te ve muy suelto 🙂
    Pero vamos, la verdad es que estamos de acuerdo. La corrupción está tan arraigada que son muchísimos que lo que lamentan es no estar bien conectados para sacar tajada ellos también. Desgraciadamente, ejemplos hay para empezar y no parar. Como curiosidad, me ha parecido interesante el origen del término estraperlo.

    • Cristina, simplemente, confrontando ejemplos quería enviar el mensaje que resume el último post de Emilio. En el último párrafo de mi última entrada lo doy a entender. Efectivamente, la vigilancia personal y proactiva de los excesos del sistema es lo que ha consolidado las sociedades civiles de otros países. El País lleva publicando una serie de artículo desde hace meses, patrocinados por la fundación de su nuevo dueño, Nicolas Berggruen, que hablan de superar la bipolarización partidista…aunque relegando a los ciudadanos a un segundo plano:

      http://elpais.com/diario/2012/02/03/opinion/1328223612_850215.html

      Es decir, se desea un Monti español.

      • Tengo la impresión de que mezclas demasiadas cosas Plutarco y no acabo de ver ninguna relación entre el contenido de mi último post y su mensaje regenerador de ciudadanía fuerte y libre y lo que publica El País al servicio de no sé quién. Tampoco me parece que congenie muy bien con las declaraciones de Lagarde en las que acusaba a los griegos de no pagar impuestos cuando ella está exenta de pagarlos, tiene una causa abierta en Francia y gana un buen pellizco del bolsillo de todos.

      • Emilio, efectivamente, entre lo que publicas y el artículo de El País, al servicio de un grupo de presión que quiere imponer una solución Monti para España (el propio Monti forma parte del grupo: http://berggruen.org/#europe-anchor, junto a Felipe González o Rodrigo Rato), no hay ninguna relación. Debemos pues estar alerta si tal propuesta se concreta (por eso la menciono), porque desde luego se da de bruces con lo de «una opinión púlbica autónoma, independiente y valiente que abrume a los partidos con su competencia, seriedad y formación».

        Desconocía la acusación de Lagarde sobre la masiva evasión fiscal griega, es una dato que escuché en el programa de Évole en La Sexta, que por otra parte no citaba su fuente.

  9. Merece la pena que leáis este comentario de alguien que firma como CSM en la última entrada de Nada es gratis. A mí me parece fantástico.

    Magnífico artículo. Como historiador que intenta participar en trabajos de divulgación, siempre me ha sorprendido la poca labor pedagógica que hemos hecho de los funestos años de la autarquía, porque eso implicaría una condena total y sin paliativos a la dictadura. Tenemos magníficos ejemplos históricos de lo que no debe hacerse, pero la raíz del problema institucional y político proviene de lo que Faaber ha denominado “la crisis de la esfera pública española” por la bipolarización partidista. No es el momento de grandes acuerdos entre partidos solventados en los pasillos, es el momento de una opinión púlbica autónoma, independiente y valiente que abrume a los partidos con su competencia, seriedad y formación. En cada ámbito de nuestra vida personal y profesional, debemos estar proactivos para desbordar a los cargos y representantes orgánicos que han secuestrado las instituciones y su democracia interna. Es el momento de las denuncias como la hecha a Carlos Dívar, es el momento de no callar más ante el abuso, la cacicada y la incompetencia. Es el momento de romper las fidelidades personales, partidistas y gregarias que sustentan todo el entramado de poder de este país. Es el momento de ciudadanos fuertes y libres según el ideal de Ibsen. Si no sacamos nuestro republicanismo cívico, nos hundimos.

  10. Efectivamente, una cosa es el consenso para exigir transparencia y tratar de poner fin a la corrupción y a la ineficacia, y otra bien distinta es apoyar un gobierno de tecnócratas que, como ha dicho Emilio, a saber a quién va a representar y qué intereses va a tener. Pero vamos, que ya el debate se nos sale del tema de esta bitácora.

  11. Mi único propósito al mencionar al Instituto de Nicolas Berggruen y su relación con importantes medios de comunicación era alertar sobre la presión que se está ejerciendo por imponernos gobiernos tecnócratas. Curiosamente, esta tarde la red bulle con la noticia de un «plan secreto», según Die Welt, para una Nueva Europa, que, como todos, tratará de ser impuesto de arriba hacia abajo.

    Cierro por mi parte este debate con un párrafo que ya escribí en mi primera intervención: «En los países que menos corrupción reflejan, no hay tolerancia partidista para ninguna mala actuación, sí, una fiscalización constante por parte de los ciudadanos de los partidos que gobiernan».

    Que es en definitiva lo que demanda CSM en su entrada de «Nada es gratis».

  12. Estoy de acuerdo, lo que comenzó siendo un debate sobre ética pública estaba tomando unos tintes conspiranoicos que a mí no me gustan nada. Me quedo con el mensaje de CSM apelando al compromiso de cada uno de nosotros para no callar y ejercer un férreo marcaje de las instancias de poder, también de las que están próximas, para no tolerar desvíos de poder ni que se secuestre la democracia.

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